Embarazo y cambio climático

A menudo, desde nuestras magnificas sillas de personas asalariadas y occidentales tendemos a olvidar que los principales determinantes de salud (aquello que influye en la salud de las personas), suele escaparse al control de la gente.

Con un discurso habitualmente enfocado en los hábitos de vida, tendemos a obviar que lo que nos lleva a tener unos determinados hábitos de vida u otros, no es estrictamente controlado por el individuo, y que la «fuerza de voluntad» no es, ni puede ser la misma (por motivos genéticos, y ambientales) entre personas.

Es por ello que ser sanitarios , no puede, en mi opinión , no ir de la mano de un compromiso político (que no con los políticos, ni con uno u otro partido político, estrictamente), que implique cambios estructurales que repercutan sobre la mayor parte de la población y, especialmente, sobre la más vulnerable.

No quiero extenderme en definir el cambio climático porque, o has estado viviendo en una cueva, o ya sabes de qué va esto. Y si no te lo crees, te invito a, sencillamente, dejar de leer este artículo en este momento porque no voy a intentar convencerte. Si las más que abundantes pruebas publicadas no te han querido entrar en la cabeza, yo no soy nadie comparada con los cientos, miles, de científicos comprometidos con la causa.

La seguridad alimentaria existe cuando todas las personas, todo el tiempo, pueden tener acceso suficiente, y seguro, tanto física como económicamente, a alimentos nutritivos que permiten cubrir sus necesidades nutricionales y según sus preferencias, para llevar una vida activa y saludable.

(World Food Summit, 1996)

Cambio climático y seguridad alimentaria

El cambio climático reducirá la seguridad alimentaria a nivel global.

Tanto la disponibilidad de los alimentos, como el acceso a los mismos, por la pérdida de los medios de subsistencia e ingresos, y su utilización, se verá comprometida.

Por supuesto, estos cambios se verán antes, y de forma más grave, en las zonas del mundo donde, actualmente, ya hay inseguridad alimentaria. Así mismo, entre la población más vulnerable en occidente, estos problemas serán más acusados.

A pesar del progreso realizado en las últimas décadas para reducir el hambre en el mundo, en 2015, casi 800 millones de personas tenían desnutrición crónica. 161 millones de niños (<5 años) presentaban problemas en el crecimiento en relación al hambre y la desnutrición.

De igual manera, 500 millones de personas tienen obesidad. 2 billones de personas presentan falta de micronutrientes esenciales que precisarían para tener una vida saludable, siendo el mineral más deficitario el hierro.

Dado el exponencial crecimiento de la población, necesitaríamos aumentar un 60% la producción de alimentos para 2050… pero no es una cuestión simplemente de producción.

Actualmente la producción de alimentos es suficiente, el problema es que llegue a quien tiene que llegar.

Se han identificado riesgos específicos, que genera el cambio climático, sobre la seguridad alimentaria: pérdida de los medios de subsistencia y de ingresos rurales; perdida de los ecosistemas marinos y los medios de subsistencia asociados; pérdida de ecosistemas y medios de subsistencia terrestres; y falta de seguridad alimentaria y rotura de los sistemas alimentarios.

Además, puede haber efectos sobre los flujos de transporte, mercados de alimentos, estabilidad de los precios ( ¿os suena? )…que traerán nuevos riesgos para la salud humana.

Hay dudas considerables sobre la disponibilidad de agua en muchas regiones: el cambio climático afecta a la cantidad de lluvia, deshielo, a los sistemas hidrológicos, la calidad y temperatura del agua y la recarga de las reservas subterráneas de agua. Además, el aumento del nivel del mar afectará a la salinidad del agua (y al agua subterránea) de las zonas costeras.

La frecuencia y la intensidad de los eventos extremos aumentará. De estos, un 25% de todas las pérdidas económicas y daños de las sequías, inundaciones y tormentas afectarán al sector agrícola.

Embarazo, lactancia y alimentación

La inseguridad alimentaria se asocia con: anemia materna, diabetes gestacional, problemas hipertensivos (pre-eclampsia y su “primo” el síndrome de Help, la eclampsia, entre otros…), bajo peso al nacer, rotura prematura de membranas, desarrollo cognitivo menor en los bebés y mortalidad neonatal.

En un estudio publicado en 2019, llevado a cabo en nuestro país (España) que estudiaba bebés prematuros con problemas de audición, observó que la inseguridad alimentaria severa sea asociaba con ellos.

En los dos grupos de análisis, en los casos (es decir, aquellas cuyos bebés presentaban problemas auditivos en este estudio) un 50% de las madres, frente al 19% de los controles (bebés sin problemas auditivos), habían abandonado sus estudios primarios. Es decir, de nuevo, la población más vulnerable es la que más problemas de salud presenta por problemas estructurales.

En cuanto a la lactancia materna, un estudio de 2020 llevado a cabo sobre una población de 10159 mujeres en diferentes zonas de EEUU, observó que las mujeres que vivían en inseguridad alimentaria iniciaban más la lactancia materna (91,4% de las mujeres con seguridad, vs un 87.6% de las que no, con p<0,01)

Embarazo y temperatura

El efecto secundario más habitual de la exposición al calor es el parto prematuro, que se ha reflejado en al menos 15 de 17 estudios que lo analizaron.

El bajo peso al nacimiento se demostró en 3 de 5 estudios.

Un estudio realizado en California y publicado en 2016 analizaba si las temperaturas altas causaban un mayor número de pérdidas gestacionales. Analizaron 8510 muertes fetales por encima de las 20 semanas de gestación, entre 1999 y 2009.

¿Y qué encontraron? Pues que por cada 5.6ºC de aumento de temperatura, aumentaba un 10,4% el riesgo de pérdida gestacional.

Además, esto aumentaba en mujeres jóvenes, con menores niveles educativos (de nuevo, el factor socio-económico) y los fetos masculinos.

Por otro lado, las mujeres que se quedan embarazadas y contraen malaria, tienen un riesgo más elevado de aborto, anemia, bajo peso al nacimiento, y retrasos en el crecimiento fetal .

Teniendo en cuenta la posibilidad de que el cambio climático desplace enfermedades endémicas a zonas que, actualmente son más frías, por su calentamiento, este riesgo puede ser considerado potencial a medida que nos acercamos a los trópicos y se vaya ampliando la zona de afectación.

Resumen

Las mujeres son personas. Las personas son seres vivos. Todos los seres vivos se verán afectados por el cambio climático. Cuando más vulnerable un ser vivo, más le afecta el cambio climático.

Nos enfrentamos a un reto en el que, literalmente, nos va la vida.

Para saber más…