
El estudio «Promoción de la lactancia materna y juicio percibido» , que os he compartido previamente, se basa en un diseño observacional transversal mediante encuesta. Esto significa que los datos sobre promoción de la lactancia y juicio percibido se recogieron en un solo momento por medio de un cuestionario, sin seguimiento en el tiempo ni intervención experimental.
Quiero ser lo más honesta posible, en la web y en la vida, por lo que ya en la página dónde compartía los resultados os advertía de tomar con cautela la lectura, por las limitaciones del diseño del estudio.
Este diseño de estudio es apropiado para describir prevalencias de percepciones y actitudes en una población definida (madres primíparas recientes) y para explorar asociaciones entre variables en ese instante.
Al ser transversal, no permite establecer causalidad ni direccionalidad temporal entre las variables estudiadas. Por ejemplo, si se encuentra una asociación entre la promoción de la lactancia y el juicio percibido, no puede saberse si las experiencias de juicio fueron consecuencia de ciertas prácticas de lactancia o viceversa, dado que todo se midió simultáneamente. Además, podría haber sesgo de recuerdo: algunas participantes debieron rememorar experiencias ocurridas hasta 2–3 años atrás (p.ej., presión o juicios recibidos en el periodo neonatal), lo que aumenta la probabilidad de recuerdos inexactos o incompletos.
Esto es especialmente relevante aquí, ya que el rango amplio de tiempo postparto (madres que dieron a luz entre 2022 y 2024) implica que algunas respondieron con bebés de meses de edad y otras con hijos de hasta 3 años, lo cual añade heterogeneidad temporal y posible variabilidad en las experiencias recordadas.
En síntesis, el diseño general (encuesta transversal descriptiva) es sencillo y adecuado para un estudio exploratorio en esta población, pero hay que tener en cuenta que sus resultados serán principalmente asociativos y descriptivos, con limitaciones para inferir causación y con riesgos de sesgos propios del corte transversal (recuerdo, selección).
Además, recuerdo, que no ha sido revisado por pares por lo que no puede constituir evidencia científica como tal.
Muestreo y representatividad
La investigación empleó un muestreo por conveniencia, concretamente una auto-selección voluntaria de participantes a través de redes sociales (mi instagram). Este enfoque tiene claras ventajas logísticas pero plantea serias cuestiones sobre la representatividad de la muestra. Al no ser probabilístico, no se pretende (ni se logra) obtener una muestra representativa de la población objetivo. De hecho, en el muestreo de conveniencia las participantes se seleccionan por su facilidad de acceso, aquí quienes vieron y decidieron contestar la encuesta, en lugar de por un procedimiento aleatorio. Esto conlleva representatividad limitada: es muy probable que la muestra no refleje fielmente la diversidad de la población de mujeres primíparas en España, sino solo de aquellos subgrupos con mayor presencia en la red social empleada.
Por tanto, generalizar los hallazgos más allá del grupo muestreado es problemático; las conclusiones podrían estar sesgadas al perfil específico de madres que usan Instagram y que se animaron a participar, en lugar de extrapolarse a todas las primerizas del país. Además, existe un alto riesgo de sesgo de selección: la participación voluntaria tiende a atraer a personas con intereses u opiniones particulares sobre el tema (por ejemplo, madres que se sintieron muy juzgadas o muy involucradas en la lactancia, posiblemente más motivadas a responder). Este sesgo de autoselección puede llevar a una sobrerrepresentación de ciertos puntos de vista o experiencias.
Por ejemplo, si muchas de las encuestadas provienen de comunidades pro-lactancia en redes sociales, podrían haber más casos de madres sensibilizadas sobre el juicio ajeno, mientras que madres menos conectadas o con otras visiones quedaron subrepresentadas. Tampoco hubo estratificación ni cuotas por variables demográficas (edad, nivel socioeconómico, región, etc.), lo cual significa que cualquier desequilibrio en el perfil de las encuestadas (p. ej., mayoría de mujeres de cierta edad o nivel educativo) impactará los resultados. En resumen, el tipo de muestreo usado facilita la recolección de datos pero compromete la representatividad y introduce sesgos de selección, limitando la generalizabilidad de los hallazgos a la población amplia de madres primerizas.
Esto no invalida el estudio, pero exige cautela en la interpretación: los resultados esencialmente describen al grupo de madres que respondió, no necesariamente al universo completo de primíparas españolas.
Criterios de inclusión y validez del estudio
Los criterios de inclusión fueron: ser mujer que ha tenido su primer hijo en España en los últimos tres años (2022, 2023 o 2024). En principio, estos criterios son coherentes con el objetivo de analizar la experiencia de primíparas recientes respecto a lactancia y juicio social. Focalizar en madres primíparas es metodológicamente sensato si se presume que las experiencias de “juicio percibido” pueden diferir entre madres primerizas y multíparas. Al ceñirse a primíparas, se obtiene una muestra más homogénea en términos de experiencia materna (todas están atravesando la maternidad por primera vez), lo que reduce potenciales factores de confusión asociados a la experiencia previa de crianza. Asimismo, limitar la cohorte a partos en los últimos 3 años garantiza que las vivencias ocurren dentro de un contexto temporal relativamente reciente y comparable – por ejemplo, políticas sanitarias similares, entorno socio-cultural contemporáneo, e incluso la influencia de la pandemia de COVID-19 en 2022 que pudo afectar la promoción de la lactancia o el contacto social. Esto aporta cierta validez interna al controlar implícitamente la variable temporal. No obstante, esta amplitud de 3 años también implica la mencionada variabilidad en el tiempo postparto al responder: una madre de un bebé de 3 meses podría interpretar o recordar las situaciones de juicio de forma distinta a otra con un niño de 2 años. Esto podría introducir variabilidad en las respuestas no debida a las variables de interés sino al momento del postparto en que se encuentra cada madre. En el futuro, me gustaría poder estratificar estos datos para poder analizarlo.
En cuanto a adecuación de los criterios para la validez del estudio, cabe diferenciar la validez interna y la validez externa. Internamente, al delimitar claramente la población objetivo (primíparas recientes en España) y recoger datos sólo de ellas, el estudio mantiene consistencia con la pregunta de investigación. No se incluyó, por ejemplo, a madres con más de un hijo ni a mujeres de contextos distintos, lo cual podría haber confundido el análisis si sus experiencias de lactancia y juicios fueran sustancialmente diferentes.
Sin embargo, la validez externa está limitada por el modo de muestreo comentado: aunque la población diana se definió correctamente, la muestra obtenida probablemente no es representativa de todas las mujeres que cumplen esos criterios (por sesgos de selección y cobertura). Esto afecta la posibilidad de generalizar los resultados más allá de las participantes efectivas. Además, el reclutamiento exclusivamente vía Instagram constituye de facto un criterio de inclusión adicional no explícito: estar presente en esa red social o al menos conectada a círculos donde se compartió la encuesta. Esto excluye a mujeres primíparas que no usan Instagram o que no llegaron a ver la convocatoria, sesgando la muestra hacia un perfil tecnológicamente conectado.
Fortalezas y limitaciones de las encuestas online en redes sociales
La utilización de una encuesta en línea difundida por redes sociales (Instagram) presenta algunas ventajas claras, pero también importantes limitaciones metodológicas, que conviene balancear:
Fortalezas:
- Accesibilidad y rapidez: La encuesta online permitió llegar de forma rápida a muchas personas con un coste muy bajo en comparación con encuestas tradicionales en papel o entrevistas personales. La logística simplificada (sin impresión ni desplazamientos) aceleró la recolección de datos.
- Alcance a poblaciones específicas: Difundirla mediante Instagram posibilitó acceder a un segmento concreto de la población (madres jóvenes usuarias de esa red) e incluso a grupos difíciles de localizar por vías convencionales(p. ej., madres repartidas geográficamente a las que sería complejo entrevistar en persona). Las redes sociales permiten que el enlace se comparta fácilmente, ampliando potencialmente el alcance más allá del círculo inmediato.
- Comodidad y espontaneidad: Las participantes pudieron responder en el momento y lugar que les resultó conveniente (desde casa, a cualquier hora), lo cual reduce barreras de participación. La naturaleza anónima y en línea de la encuesta tiende además a fomentar respuestas más sinceras en temas sensibles, pues las madres pueden expresarse sin temor a juicios directos al no revelar su identidad.
Limitaciones:
- Sesgo de cobertura digital: Este método excluye a las personas no presentes en la red social empleada o con escasa alfabetización digital. Madres primíparas sin acceso frecuente a Instagram (por edad, nivel socioeconómico o preferencia personal) quedaron fuera del alcance, limitando la diversidad de la muestra.
- Sesgo de autoselección y marco muestral ausente: Al difundirse abiertamente y depender de la voluntariedad, la encuesta carece de un marco muestral definido; no se tuvo control sobre quién la respondía ni cuántas de las mujeres elegibles la vieron y decidieron no participar. Esto resulta en sesgo de selección: es probable que participaran sobre todo mujeres con fuerte interés o experiencias en el tema (por ejemplo, quienes se sintieron muy juzgadas o muy comprometidas con la lactancia), dejando fuera a quienes no se sintieron afectadas o no valoraron el tema lo suficiente como para responder. Consecuentemente, los resultados pueden sobredimensionar ciertos problemas u opiniones debido a esta autoselección no aleatoria.
- Falta de representatividad y generalizabilidad limitada: Consecuencia de lo anterior, la muestra obtenida no es estadísticamente representativa de la población objetivo. Las encuestas en redes sociales suelen adolecer de esta limitación: los hallazgos describen a las usuarias que responden, pero no garantizan reflejar a la población total, lo que limita la posibilidad de extrapolar conclusiones. En términos de inferencia, no es posible calcular intervalos de confianza ni márgenes de error confiables al no haber muestreo probabilístico definido.
- Calidad variable de los datos (tasa de respuesta y profundidad): La ausencia de un encuestador presente impide aclarar dudas en la interpretación de las preguntas; cada madre interpretó las preguntas por su cuenta, pudiendo generarse malentendidos que afecten la consistencia de las respuestas. Aunque el formulario era anónimo, algunas personas podrían haberse abstenido de compartir ciertas experiencias sensibles por recelo, o contrariamente, haber exagerado al no haber verificación, afectando la fiabilidad de lo reportado.
Sintetizando, en este estudio, estas limitaciones implican que los resultados deben interpretarse con prudencia, entendiendo el contexto específico de la muestra reclutada por Instagram.
Ausencia de validación del instrumento y fiabilidad de los resultados
Un aspecto crítico de la metodología es que el cuestionario utilizado no fue validado previamente ni revisado por expertos antes de su aplicación. Esta ausencia de validación del instrumento tiene serias implicaciones para la fiabilidad y validez de los datos obtenidos.
Al no llevarse a cabo un proceso formal de validación, no hay garantía de que las preguntas formuladas efectivamente midan los constructos deseados (por ejemplo, el “juicio percibido” por las madres). Pudieron haberse incluido ítems irrelevantes, formulados de manera confusa o tendenciosa, o bien omitido aspectos importantes del fenómeno.
Al omitirse estas etapas, aumenta la probabilidad de que el instrumento contenga preguntas mal interpretadas o sesgadas, lo que a su vez impacta la calidad de los datos recopilados. Por ejemplo, si una pregunta sobre lactancia o juicio social estaba formulada de manera ambigua, aunque para mí estuviera clara, las distintas encuestadas podrían haberla entendido de formas diferentes, haciendo sus respuestas inconsistentes entre sí. Sin validación tampoco se confirmó la estructura interna del cuestionario: si incluía escalas para medir actitudes o percepciones, no se calculó si tenían buena consistencia interna ni si realmente capturaban un mismo constructo. Como consecuencia, la fiabilidad de los resultados queda en entredicho: algunas diferencias o asociaciones observadas podrían deberse en parte a error de medición o artefactos del cuestionario, más que a verdades del fenómeno estudiado. En suma, la falta de validación debilita la credibilidad de los hallazgos.
Si bien los datos recogidos pueden servir exploratoriamente, habría sido preferible contar con un instrumento previamente probado y validado para asegurar que las conclusiones derivadas fueran sólidas y confiables. Este es quizás uno de los puntos más flojos del estudio, pues un instrumento no validado añade incertidumbre sobre qué tan precisos y reproducibles son los resultados obtenido.
Consideraciones éticas del estudio
Desde el punto de vista ético, el estudio muestra en general un adecuado cumplimiento de los principios fundamentales de investigación en seres humanos, dado su carácter no invasivo. En primer lugar, la participación fue voluntaria, con consentimiento informado explícito al inicio del formulario. Esto asegura el respeto por la autonomía de las participantes: cada madre pudo entender los propósitos de la encuesta y decidir libremente si deseaba contribuir sus respuestas. El consentimiento informado en encuestas online suele presentarse mediante un texto inicial detallando objetivos, uso de datos, confidencialidad, y requiere una acción afirmativa (por ejemplo marcar “Acepto”) antes de continuar. Al implementarlo así, el estudio garantiza que las madres supieran a qué se comprometían y con qué fin se usarían sus datos, lo cual es esencial éticamente.
Además, la encuesta se diseñó como anónima, sin recoger datos personales identificatorios de las participantes. La anonimato y confidencialidad aportan doble beneficio: por un lado protegen la privacidad de las madres (ninguna respuesta podrá ser rastreada hacia una persona específica), y por otro fomentan la sinceridad en las respuestas, ya que las encuestadas tienen mayor confianza para expresarse honestamente cuando saben que su identidad no será revelada. Este aspecto es particularmente importante dada la sensibilidad potencial del tema (sentirse juzgada como madre puede ser emocionalmente delicado).
El estudio no implicó intervenciones físicas ni experimentales, tratándose solo de una encuesta, por lo que los riesgos para las participantes eran mínimos. No se esperaría daño físico ni psicológico significativo más allá de una posible incomodidad al reflexionar sobre experiencias negativas de juicio, pero esa incomodidad es transitoria y voluntariamente aceptada al consentir participar.
No hubo incentivos económicos, lo cual desde la ética elimina preocupaciones de inducir coercitivamente a participar por recompensa; la participación no remunerada asegura que quienes respondieron lo hicieron por genuino interés, aunque también puede influir en el perfil de quienes deciden hacerlo (como discutido en sesgo de selección, pero ese es un tema metodológico más que ético).
En cuanto a la justicia y equidad, todas las que cumplían criterios tuvieron teóricamente la misma oportunidad de participar al difundirse públicamente el enlace (si bien en la práctica, la difusión en Instagram no alcanza por igual a toda la población objetivo, lo cual es una limitación metodológica más que un trato diferencial intencional).
No se pasó por revisión de un comité de ética de investigación; y dado que involucra seres humanos, incluso con riesgo muy bajo, hubiese sido deseable contar con una evaluación ética independiente.
No obstante, al recabar consentimiento informado, proteger el anonimato y mantener la confidencialidad de los datos, busqué cumplir con los requerimientos éticos básicos.
Como buena práctica, considero positivo que las participantes sean informadas posteriormente de los resultados generales del estudio, cerrando así el círculo ético de transparencia y agradecimiento, y por ello, difundo este artículo y te animo a, sí te ha interesado, compartirlo con otras personas a las que les pueda gustar.
Conflictos de interés
Declaro no presentar, actualmente, ningún conflicto de interés para elaborar este artículo. Los resultados, además de aquí, serán difundidos en el Congreso Fedalma de 2025.
Mi participación en dicho congreso es voluntaria, y no recibo remuneración alguna por participar, más allá del sufragio de gastos de desplazamiento y dietas.
Ninguna compañía me está promocionando actualmente. Nunca he colaborado, hasta la fecha, con ninguna marca de alimentación infantil, hasta donde sé.
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